Esta etapa es la primera que podemos considerar normal. Salimos a las 6:15 de la mañana como teníamos previsto.Nos esperan 30,5 km con un perfil descendente excepto los últimos tres km que son de subida constante y que aunque no se hace demasiado pesada si que parece que no llega nunca Arrés pues no se llega a ver hasta que estás en él.
Y llegamos a Santa Cilia de Jaca: monumento al peregrino, bar, albergue.
Y continuamos un precioso camino que nos conducirá hasta Puente la Reina de Jaca, localidad a la que hay que desviarse y que nosotros solo la vimos desde lejos al otro lado del río.
Lo más destacado de este tramo es una zona con unos apilamientos de piedras hechas por los múltiples peregrinos que han ido pasando por estos lugares.
Después de pasar Puente la Reina, sin cruzar el puente enfilamos la última parte de la etapa: una subida de tres kilómetros que no se hace difícil pero que parece que no acaba nunca, pues finaliza en Arrés y este no se ve hasta que no has llegado. Las vistas a la derecha durante toda la subida son espectaculares lo que presagia la excelente situación de Arrés.
El refugio de Arrés está asistido por dos hospitaleros voluntarios que además de una atención exquisita te acompañan a una visita guiada al pueblo, iglesia y mirador. Y a la puesta de sol si no hubiera sido porque fué una tarde de lluvia.
El albergue, por el módico precio de "la voluntad" ofrece además una cena comunitaria. Es curioso como estas cenas comunitarias crean una relación especial entre los peregrinos, pues a partir de ellas se consideran un poco de la familia, preguntando en adelante los unos por los otros y echando en falta a algunos.
En este caso tomamos unos espaguetis cocinados por el chef italiano Francesco, que nos acompañaría hasta Estella. Y también de destacar la curiosa forma de bendecir la mesa dirigida por el hospitalero templario.
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